Hombre, cualquiera que tu seas, si, por tu perseverancia y tu oración, pue des conseguir

que la mano benefactora que vela por nosotros te haga sentir asi algún día tu doble existencia, encierra celosamente estas alegrías en tu cora zon y prostérnate. Es posible que después de estos dulces favores, tengas de nuevo apatía y lentitud, pero estas tormentas pasaran por encima de tu cabeza se sembrara el grano, lo cubrirá la tierra y seguirá allí, en su apacible oscuridad, su prospero crecimiento, a pesar de los vientos las nieves las heladas y las escarchas que puedan cubrir la superficie de la tierra, y no dejara de presentar sus frutos y su fértil abundancia cuando llegue la estación de la recolección.

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

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