El estudiante debe mirar constantemente dentro del yo humano y ver qué hábitos o creaciones
que necesitan ser arrancados y arrojados se alojan allí, porque solamente negándose a permitir que existan hábitos tales como juzgar, condenar o criticar, puede él liberarse. La verdadera actividad del estudiante es la de perfeccionar su propio mundo, y no lo podrá hacer mientras vea imperfección en el mundo de otro Hijo de Dios.
Saint Germain . El Libro de Oro de Saint Germain .