Mucha gente esperaba a que Kabir acabara algo; no era simplemente un objeto, una cosa;
¡Procedía de Kabir! El objeto en sí poseía una calidad intrínseca, ¡procedía de las manos de Kabir! Kabir lo había tocado. Y Kabir danzaba a su alrededor mientras lo estaba confeccionando. Y continuamente estaba recordando al Divino; por eso el objeto, la tela, o el vestido, o lo que fuera, se convertía en algo sagrado, santo. Lo importante no era la cantidad, sino la calidad. El aspecto técnico era secundario; el aspecto humano era lo principal.
Osho . Yoga: La Ciencia Del Alma Vol 1 .