Uno de los más notables descubrimientos de los tiempos modernos, es la facultad que algunas

personas receptivas poseen de describir el carácter y aspecto de una persona o los sucesos ocurridos, con tal de retener en la mano y pasárselo por la frente un objeto cualquiera relacionado con la persona o el suceso, por mucho que sea el tiempo transcurrido. Así, una piedra ruinosa le representará la historia del edificio a que perteneciera, con las escenas ocurridas en su interior y alrededores; un pedazo de mineral despertará en su alma la visión retrospectiva de la época de su formación. Esta facultad fue descubierta por el profesor Buchanan de Louisville (Kentucky), quien le dio el nombre de psicometría. A este sabio debe el mundo tan importante complemento de las ciencias psicológicas, y de seguro que merecerá ser honrado en estatua cuando la frecuencia de los experimentos psicométricos acaben de una vez con el escepticismo. Al publicar su descubrimiento se contrajo Buchanan a la utilidad de la psicometría para bosquejar el carácter de las personas, y dice a este propósito: “Parece que es indeleble la influencia mental y fisiológica que recibe un manuscrito, pues los más antiguos ejemplares de que me valí en las experiencias revelaban precisa y vigorosamente sus impresiones, apenas debilitadas por el tiempo. Por virtud de la psicometría fue posible leer, sin dificultad alguna, manuscritos antiguos cuya ordinaria interpretación hubiese requerido el auxilio de los paleólogos. Pero no únicamente los manuscritos retienen las impresiones mentales, sino que también los dibujos, pinturas y cualquier otro objeto que haya recibido el contacto mental y volitivo de una persona, le pueden servir a otra de medio de descripción psicométrica... Este descubrimiento tendrá incalculables consecuencias en su aplicación a las artes y a la historia” (23).

H.P. Blavatsky . Isis sin Velo. Tomo 1 .

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