Pero no será esta disposición interior de sí mismo lo único que someterá al movimiento
del espíritu, sino que, en todas las circunstancias de la vida, tendrá siempre en su boca las palabras del salmo 101: 3: Cualquier día que yo te invoque, escúchame. No querrá ni siquiera una virtud que no venga de él, porque sabe lo frágil que sería; pero abrirá en él todas las substancias de sus virtudes, para que venga el espíritu a apoderarse de ellas, a vivificarlas y a regirlas en todas las circunstancias.
Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .