Muy a menudo nos figuramos que todo cuanto hacemos está bien hecho, que nuestro particular

sendero es el único, y que sólo pueden ser verdaderos nuestros particular templo, nuestro particular altar, nuestra particular ceremonia, nuestra forma de adoración y nuestro particular modelo de forma exterior; y que por este único canal puede expresarse lo Divino en manifestada vida. En efecto decimos: Tú estás en error, pero si me sigues y haces lo que yo hago y piensas como yo pienso, estarás en lo justo. Esto es lo que todos vosotros pensáis. Esta es la verdadera piedra de escándalo para cuantos intentan entrar en el Reino. Porque aquí no hay semejante estrecha uniformidad; aquí todo el que se esfuerza y vive noblemente y por naturaleza es en realidad bello en pensamientos y emociones, puede ser y es uno con todos. El sentimiento de unidad es lo más importante en la vida; es el único pan que podéis dar al hambriento, la única solución de todos los problemas de la vida. La intolerable idea de que precisamente habéis de estar equivocados si obráis independientemente, y de que acertaréis si me seguís, si seguís a mi especial intuición, a mi especial Maestro, a mi especial Deidad, es contraria al progreso espiritual. Mientras haya entusiasmo, la chispa del divino descontento, el anhelo de felicidad, el ansia de escapar del Maya de la vida, no importa que pertenezcáis a determinada religión o a ninguna, a alguna secta, clase, color o creencia, porque entonces estaréis en el verdadero camino que conduce al Reino. Esta es la sola idea que siempre habéis de mantener en la mente.

Jiddu Krishnamurti . El Reino de la Felicidad .

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