Procura volver a ser uno de los signos del Señor, no sea que traspasen los
muros de tu casa, como Ezequiel, y te hagan llevar, como él, la cara cubierta, por orden del rey y de tu pueblo prevaricador. Es posible que este signo salvase algunas almas: pero, aunque no salvase ninguna, tú recibirías siempre la recompensa que se merece el fiel servidor que ha buscado en todo momento la gloria de su señor.
Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .