Cuando el mito de la Caída se presenta en el árbol de la Vida es
interesante hacer notar que las cabezas de la Serpiente del Abismo que se eleva fuera del caos conciernen sólo a Tiphareth, al cual ellas no pueden sobrepasar. El Redentor, pues, se halla manifestado en Tiphareth. y hace un esfuerzo incesante a fin de salvar Su Reino, reuniéndolo a los Sephiroth Superiores que están sobre la sima causada por la Caída. sima que separa los Inferiores de los otros, y estableciendo el equilibrio entre diferentes fuerzas del Reino dividido en seis Esferas. Por esta razón los dioses encarnados se sacrifican, mueren por el pueblo, a fin de que la inmensa fuerza generada por este acto compense la fuerza caótica del Reino y por ello se salve es decir, que renazca el equilibrio. Esta Esfera particular del árbol es llamada el Centro de Cristo, y es aquí donde la religión cristiana tiene su centro. Las religiones panteístas como la de los Egipcios y de los Griegos tienen su centro en Yesod; las metafísicas. como la de Confucio y Buda lo tienen en Kether. Pero como todas las religiones dignas de este nombre tienen un aspecto esotérico o místico, y otro exotérico o panteísta, el Cristianismo, aunque su creencia pertenezca esencialmente a Tiphareth, tiene también un aspecto místico, proviene de Kether y un aspecto mágico—como lo muestra el catolicismo popular—que halla su centro en Yesod. En cuanto a su aspecto evangélico, se concentra en Tiphareth, reverenciado como el Niño y como Dios Sacrificado. Ignora, sí, el aspecto del Rey en el centro de Su Reino, rodeado por los cinco Sephiroth de la manifestación. Hasta este momento hemos examinado el Árbol de la vida desde el punto de vista del macrocosmos, considerando los diversos arquetipos de la fuerza que, manifestándose, constituyen el Universo. Apenas hemos abordado el punto de vista del microcosmos, que considera el aspecto psicológico de los arquetipos como factores de conciencia. Con Tiphareth es menester cambiar de rumbo, porque las fuerzas arquetípicas, en adelante, serán encerradas en las formas, y no podrán ya ser estudiadas más que por sus efectos en nuestra conciencia; en otras palabras, nuestro esfuerzo debe pasar por la experiencia directa de los sentidos, aunque ellos no pertenezcan exclusivamente al plano psíquico, porque funcionan en Tiphareth y Yesod a la vez, cada una conforme a su tipo. Cuando estábamos en los niveles superiores, teníamos el recurso de la analogía metafísica, y razonábamos por deducción, partiendo de principios originales; pero ahora estamos en el campo de la ciencia inductiva, debiendo someternos a sus leyes y expresar en su propio lenguaje aquello que podamos descubrir. Pero, al mismo tiempo, debemos mantener nuestro lazo de unión a través de Thiphareth con los pensamientos trascendentales a los que se llega expresando el simbolismo del Sexto Sephirah en términos de experiencia mística. Toda experiencia mística donde la visión concluya por una luz enceguecedora, es asignada a Tiphareth, porque la desaparición de la forma en el irresistible aflujo de la fuerza es característica del mundo de conciencia transitoria de este Sephirah. Las visiones que mantienen de manera constante una forma claramente definida son características de Yesod; y las iluminaciones sin forma alguna como las que describe Plotino, conciernen más bien a Kether.
Dion Fortune . La Cabala Mistica .