¡Pero antes hace falta que tu fuego seque el río de las palabras muertas

y sin vida! Ese río discurre por un cauce pestilente, cuyo fondo oculta a nuestros ojos, con lo que resulta más funesto. Discurre por un lecho de palabras muertas, cuyos sonidos sólo se propagan en dirección contraria a la de la verdad.

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

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