La otra interpretación (ku-bu se refiere a embriones humanos) encuentra asimismo confirmaciones en los rituales
metalúrgicos. Hemos visto que en el África negra contemporánea el hechicero provoca un aborto a fin de obtener medíante el feto el éxito de la fusión (véase página 62). Tal comportamiento implica también la asimilación mágica de los minerales a los embriones. Porque este rito cruel no puede tener más que dos «justificaciones» teóricas: 1) el feto transfiere su reserva intacta de vida a la operación metalúrgica para garantizar su buen éxito; 2) precipita el «nacimiento» del metal en los hornos, haciéndole nacer antes de tiempo, según su propia imagen. En el primer caso, la elección de un «embrión» en vez de un adulto (o, por sustitución, una víctima animal) deja entrever que los forjadores achewa percibían oscuramente una equivalencia entre el mineral y el feto. En el segundo, la función obstétrica de la metalurgia es evidente: la fusión —y, por tanto, la «maduración»— del metal es un nacimiento antes de tiempo, y de ahí el papel mágico de los embriones.
Mircea Eliade . Herreros y alquimistas .