El autor de una obra antigua titulada: Demonología, cita muchas medicinas que volvieron a emplearse

después de largos años de olvido, de suerte que la mayor parte de los descubrimientos terapéuticos vienen a ser sencillamente la rehabilitación de antiguos remedios. En el siglo XVIII, una curandera llamada Nouffleur encomiaba las virtudes que para la expulsión de la tenia posee la raíz del helecho macho, y vendió el secreto a Luis XV por una cuantiosa suma; pero los médicos averiguaron que ya lo había empleado Galeno en el tratamiento de la misma enfermedad. Los famosos polvos del duque de Portland, contra la gota, eran el diacentaureón de Celio Aureliano, y luego se vio que ya lo mencionaron los primitivos médicos en sus obras, tomándolo de los autores griegos. Lo mismo sucede con el agua medicinal de Husson, famoso remedio de la gota, que, no obstante su nuevo disfraz, es el Colchicum autumnale, o villorita, muy semejante a una planta llamada Hermodactylus, cuyas propiedades antigotosas ponderaron Oribario, famoso médico del siglo IV y Etio Amideno, que floreció en el siglo V. Después cayó en desuso tan sólo porque era medicamento demasiado antiguo para ser tenido en cuenta por los médicos del siglo XVIII.

H.P. Blavatsky . Isis sin Velo. Tomo 1 .

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