Un gran místico indio, Swami Ramateerth, cuando alcanzó la iluminación empezó a decir cosas que

parecen locas. La gente empezó a pensar que se había vuelto estrafalario, porque empezó a decir: «Veo las estrellas moviéndose en mí; no fuera, sino dentro. Cuando veo el sol naciente matutino, lo veo surgiendo en mí, no fuera.» Esto parece un tipo de locura. No lo es. Estaba diciendo algo tremendamente significativo. Estaba diciendo: formo parte de la totalidad y la totalidad forma parte de mí. De manera que todo lo que está fuera está dentro, y todo lo que está dentro está fuera. Todo lo que ha sucedido está en mí, y todo lo que va a suceder está en mí, y todo lo que está sucediendo está en mí. Sentir esto, ver esto, es estar en oración, sobrecogido, maravillado. ¿No vas a sentirte agradecido de formar parte de esta misteriosa existencia? ¿No vas a sentirte agradecido de tener algo que ver con este esplendor? ¿No vas a sentirte agradecido, complacido por todo lo que te rodea y todo lo que está contenido en ti? Al ver esta misteriosa existencia, al sentirla en el centro más profundo de tu corazón, inmediatamente surge una oración: una oración que no tiene palabras, una oración que es silencio, una oración que no dice nada sino que siente tremendamente, una oración que surge de ti como una fragancia, una oración que es como música sin palabras, música celestial, o lo que Pitágoras solía llamar «la armonía de las estrellas», la melodía de la totalidad. Cuando empieza a sonar en ti esa música, de eso es de lo que trata el Secreto de la Flor Dorada: de pronto se abre en ti una flor, un loto dorado. Has llegado, estás en casa. Hacia esto es hacia lo que te estoy provocando; esto es lo que estoy tratando de despertar en ti: este deseo, este anhelo, esta sed, este apetito. Una vez que estés poseído por esta hambre, tomarás consciencia por primera vez de la bendición y la beatitud de la existencia. No te sentirás insignificante, no te sentirás accidental. No te sentirás en absoluto como Jean-Paul Sartre, que dice: «El hombre es una pasión inútil»; no, en absoluto. Te sentirás tremendamente significativo, porque formas parte de una significación infinita, y tienes que aportar algo por estar aquí. Te volverás creativo, porque ésa es la única manera de estarle realmente agradecido a Dios: ser creativo, hacer que esta existencia sea un poco más hermosa que como la habías encontrado. El día que te vayas, ésta será tu única satisfacción: si has hecho que la existencia sea un poco más hermosa.

Osho . El Secreto de los Secretos: Charlas sobre el secreto de la Flor Dorada .

Índice