¿Cuál es la diferencia entre la cultura india y la cultura norteamericana? Cuando hablamos de

la cultura norteamericana, generalmente queremos decir la cultura europea que fue trasplantada a América del Norte, una cultura que desde entonces se ha modificado extendiéndose y encontrando nuevas fronteras, tanto físicas como mentales. ¿Y qué es la cultura india? ¿Qué es la cultura que ustedes tienen aquí? ¿Qué entienden por la palabra “cultura”? Si uno ha practicado algo la jardinería, sabe como preparar y cultivar la tierra. Cava, saca las piedras Y. Si es necesario, agrega abono una mezcla descompuesta de hojas, heno, estiércol y otras clases de materia orgánica, a fin de enriquecer el suelo- y luego planta. La tierra rica nutre la planta, y la planta produce, gradualmente, eso tan maravillosamente hermoso que se llama una rosa. Ahora bien, la cultura india es como eso. Millones de personas la han producido mediante sus luchas, ejerciendo la voluntad, deseando esto y resistiendo aquello, pensando constantemente, sufriendo, temiendo, eludiendo, gozando; también han influido en ella el clima, la alimentación y el vestir. Tenemos, pues, un suelo extraordinario, siendo el suelo la mente; y antes de que ésta fuera completamente moldeada, hubo unas cuantas personas vitales, creativas, que extendieron explosivamente la cultura india por todo el Asia. Ellas no dijeron, como dicen ustedes: “Debo aceptar los mandatos de la sociedad. ¿Qué pensará mi padre si no lo hago?” Por el contrario, eran personas que habían descubierto algo, y no eran seres tibios, ardían con eso. Y bien, la totalidad de eso es la cultura india. Lo que ustedes piensan, lo que comen, las ropas que visten, sus modales, sus tradiciones, su manera de hablar, sus pinturas y estatuas, sus dioses, sus sacerdotes y sus libros sagrados, todo eso es la cultura india, ¿correcto? Así que la cultura india es de algún modo diferente de la cultura europea, pero por debajo el movimiento es el mismo. Este movimiento puede expresarse de manera diferente en América, porque los requerimientos son distintos ahí; hay menos tradición y tienen más refrigeradores, automóviles, etc. Pero por debajo de ello, el movimiento es el mismo el movimiento para hallar la felicidad, para descubrir qué es Dios, qué es la verdad; y cuando este movimiento se detiene, la cultura declina, como ha sucedido en este país. Cuando este movimiento es bloqueado por la autoridad, por la tradición, por el miedo, hay decadencia, deterioro. El impulso para descubrir qué es la verdad, qué es Dios, es el único impulso real, y todos los otros impulsos son secundarios. Cuando arrojamos una piedra en un agua tranquila, genera círculos que se expanden. Los círculos que se expanden son los movimientos secundarios, las reacciones sociales, pero el movimiento real está en el centro, y es el movimiento para hallar la felicidad, la verdad, para encontrar a Dios; y eso no podemos encontrarlo mientras estamos atrapados en el temor, sujetos a una amenaza. Desde el momento en que surgen la amenaza y el temor, la cultura declina. Por eso es muy importante, mientras son jóvenes, que no queden condicionados, que no estén sujetos por el temor a sus padres, a la sociedad, de modo tal que exista en ustedes este movimiento intemporal para descubrir qué es la verdad. Los hombres que anhelan saber qué es la verdad, qué es Dios, sólo ellos podrán crear una nueva civilización, una cultura nueva; no las personas que se someten, o que meramente se rebelan dentro de la prisión del viejo condicionamiento. Podremos ponernos las ropas de un asceta, ingresar a tal o cual sociedad, dejar una religión por otra, intentar de distintas maneras ser libres; pero a menos que exista dentro de nosotros este movimiento para descubrir qué es lo real, qué es la verdad, qué es el amor, nuestros esfuerzos carecerán por completo de significación. Ustedes podrán ser muy instruidos y hacer las cosas que la sociedad llama buenas, pero todas ellas están dentro de los muros de la cárcel que es la tradición y, por tanto, no tienen ningún valor revolucionario.

Jiddu Krishnamurti . El Proposito de la Educacion .

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