«Tengo todavía muchas cosas que deciros; pero no podéis soportarlas aho- ra. Cuando haya venido
el espíritu de la verdad, él os enseñará toda la verdad, pues no hablará de sí mismo, pero os dirá todo lo que haya oído y os anunciará lo que vaya a ocurrir». El hombre nuevo descubre en él cada día nuevos res- plandores, que no pueden captar aún las diversas inteligencias de su ser. Está obligado a encerrarlos dentro de sí mismo, hasta que estas inteligencias hayan adquirido más fuerzas y más consistencia, es decir, hasta que los rayos del espíritu hayan transformado su substancia incompleta en una substancia de realidad y de verdad; pero, al mismo tiempo, se llena cada día de una nueva esperanza en que se cumplan estos efectos beneficiosos, porque, al combatir con valor la apariencia que lo rodea, llega a sentir en sí mismo como el contac- to de la vida misma, como ese punctum saliens del que tiene motivos para pensar que, con el tiempo, no pueden salir más que ríos abundantes que no dejarán en la esterilidad a ninguna de las regiones de su ser.
Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .