Quiero hablaros de aquella Voz, de aquel Tirano que debéis adiestrar y cuya autoridad es
el único mandato a que debéis obedecer. Según empecéis a desenvolveros, encontraréis, naturalmente problemas, tropezaréis con dificultades que habréis de solventar por vosotros mismos. Habréis de ser semejantes a un árbol que resiste innumerables tempestades y conoce su propia fuerza. Su propio placer en la protección que otorga, y al que nada en el mundo, ni el viento terrestre o celeste puede descuajar. Es firme como una roca. Tal como veis una roca que permaneció inmóvil ante los embates del mar, así veis este árbol permanecer firme y dar abrigo a millares de aves, porque está muy bien arraigado y robustamente crecido. Así habéis de ser vosotros. La única autoridad que reconozcáis, el único mandato que habéis de obedecer, debe ser la Voz de la inalterable Intuición que nada en el mundo puede quebrantar.
Jiddu Krishnamurti . El Reino de la Felicidad .