Tú no comprendes mejor que María estas palabras; pero haz como ella, conserva todas estas

cosas en tu corazón. Te enseñarán que lo que queda todavía de material en ti no puede comprender nada de las cosas del espíritu y que debe nacer de tu propio seno una luz, para la cual las tinieblas que te envuelven y te componen son extraordinariamente desconocidas mientras no haya llegado tu obra a la plenitud de su madurez. Notas una diferencia enorme entre tu existencia tenebrosa y ese hijo querido que te ha nacido, lo mismo que María no pudo ignorar las gracias divinas y los prodigios que acompañan al nacimiento de su hijo; pero tú no puedes tampoco, lo mismo que ella, concebir la marcha encubierta de este hijo del espíritu y es para ti un continuo misterio, hasta que haya seguido la serie de todas las manifestaciones a las que está destinado.

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

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