Es una mañana primaveral, una mañana que nunca ha sido antes y nunca volverá a
ser. Es una mañana de primavera. Cada pequeña brizna de hierba, las camelias, las rosas, todo está floreciendo y hay fragancia en el aire. Es una mañana de primavera y la tierra se halla intensamente viva, y aquí en el valle todas las montañas están verdes y la más alta de ellas se ve extraordinariamente vital, inmutable y majestuosa. Mientras uno está recorriendo el sendero esta mañana, y mira la belleza que lo rodea y esas ardillas listadas, cada tierna hoja de primavera resplandece al sol. Esas hojas han estado aguardando por esto todo el invierno, y acaban de brotar, delicadas, vulnerables. Y sin que uno sea romántico o imaginativo, hay un sentimiento de amor inmenso y de compasión por tanta belleza incorruptible. Ha habido un millar de mañanas de primavera, pero jamás una mañana como ésta, tan callada, tan quieta, tan intensa que quita el aliento tal vez con adoración. Y las ardillas han desaparecido, así como los lagartos.
Jiddu Krishnamurti . El Último Diario .