Pero este medicamento es tan necesario para nuestro restablecimiento que los que no lo han
recibido no pueden comer con provecho para ellos el pan de vida, y no se convierten en el oro puro. Finalmente, debe presionar y trabajaren nuestra alma sin descanso, sin interrupción, lo mismo que el tiempo trabaja continuamente sobre todos los cuerpos de la naturaleza, para llevarlos a la pure- za, a la sencillez y a la actividad viva de sus principios constitutivos. De esta manera, se abre en nosotros una fuente viva, que se nutre y se mantiene por la vida misma, y con ella llegamos a tener una naturaleza de alegrías que no pasan y que establecen en nosotros para siempre el reino eterno de lo que es.
Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .