Se dice que una madre intenta durante veinticinco años que su hijo entre en razón,

y que de repente aparece una mujer y en cuestión de minutos lo convierte en un imbécil. Por eso las madres no perdonan a las nueras. ¡Jamás! La pobre mujer tuvo que dedicar veinticinco años de su vida a darle un poco de inteligencia al hijo, y en cuestión de dos minutos... ¡adiós! ¿Cómo puede perdonar a la nuera? Las mujeres han sido condenadas por vuestros dichosos santos: tenían miedo de ellas. Había que reprimirlas. Y como las mujeres estaban reprimidas, les arrebataron todas las fuentes de competición en la vida, en el flujo de la vida. Entonces solo les quedó una cosa: sus cuerpos.

Osho . El libro del ego .

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