El segundo postulado fundamental fue enunciado por el Cristo cuando dijo: "Ama a tu prójimo

como a ti mismo". Hemos prestado poca atención hasta ahora a este enunciado. Nos amamos a nosotros mismos y tratamos de amar a las personas que nos gustan. Pero amar en forma universal y amar al prójimo, porque es un alma como nosotros, de naturaleza esencialmente perfecta y con un infinito destino, ha sido siempre considerado como un hermoso sueño a realizarse en un futuro tan remoto y en un cielo tan lejano que es mejor olvidarlo. Han transcurrido cerca de dos mil años desde que la más grande expresión del amor de Dios deambuló por la tierra, y dijo de amarnos los unos a los otros. Sin embargo, todavía luchamos y odiamos y utilizamos nuestros poderes para fines egoístas, nuestros cuerpos y apetitos para placeres materiales y, nuestros esfuerzos para vivir, van dirigidos conjuntamente hacia fines egoístas personales. ¿Han considerado lo que sería el mundo de hoy si los hombres hubieran escuchado las palabras del Cristo y hubiesen tratado de obedecer Su mandato? Muchas enfermedades se habrían eliminado (las enfermedades originadas por el abuso sexual constituyen un gran porcentaje de nuestros males físicos y devastan nuestra moderna civilización), no existirían las guerras, se habría reducido al mínimo el crimen y nuestra vida moderna sería el ejemplo de una divinidad en manifestación. Pero no ha sido así, de allí nuestras actuales condiciones mundiales modernas.

Alice A. Bailey . El Sexo .

Índice