La nueva ley tiene que ser enunciada y lo será y puede resumirse en las

siguientes palabras: Que el hombre viva de tal modo que su vida sea inofensiva. Entonces sus pensamientos, acciones y palabras no producirán daño alguno. Esto no es inofensividad negativa, sino una difícil y positiva actividad. Si la anterior fraseología práctica de las palabras de Cristo fueran divulgadas, aplicadas y practicadas universalmente, surgiría el orden del caos, el amor grupal reemplazaría al egoísmo personal, la unidad religiosa ocuparía el lugar de la intolerancia fanática y tendríamos, en vez de libertinaje, el control de los apetitos.

Alice A. Bailey . El Sexo .

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