Así pues, ¿ cómo le sería posible al hombre entrar por la angosta puerta "del
Ocultismo", estando sus cotidianos pensamientos ligados a todas horas con las cosas terrenas, con deseo de poderío, concupiscencias, ambiciones y deberes que, si bien honrosos, no dejan de ser terrenos? Aun el amor a la familia, el más puro e inegoísta de los afectos humanos, es un obstáculo para el verdadero Ocultismo. Porque si ponemos por ejemplo el santo amor maternal o el conyugal, aún en estos mismos sentimientos analizados a fondo y enteramente cernidos, encontraremos egoísmo personal en la madre y egoísmo dual en los cónyuges. ¿ Qué madre no sacrificaría sin vacilar cien y mil vidas que tuviera por el hijo de sus entrañas? ¿ y qué amante marido no satisfaría los deseos de su amada esposa aun a costa de la dicha ajena? Se nos dirá que esto es lo natural; pero, aunque lo sea según el código de los humanos afectos, no lo es según el código del divino amor universal. Porque mientras el corazón palpite de amor tan sólo por unos cuantos seres, los más queridos e inmediatos, ¿cómo podrá el resto de la humanidad estar en nuestras almas? ¿Qué resto de amor y solicitud quedará en nosotros para profesarlo a la "gran huérfana"? ¿ y cómo se hará oír "la tenue y callada voz" en un alma enteramente ocupada en sus predilectos deudos? ¿Qué lugar se deja allí para las necesidades de la humanidad en conjunto, de modo que el corazón las sienta ya ellas responda fácilmente? Con todo, quien aspire a aprovecharse de la sabiduría de la mente universal, ha de lograrlo mediante la humanidad entera sin distinción de raza, temperamento, creencia, ni condición social. Sólo el altruismo, no el egoísmo, ni aun en su más noble y legítimo concepto, puede conducir al hombre a identificar su individual Yo con el Yo universal. El verdadero discípulo del verdadero Ocultismo ha de consagrarse a la obra de satisfacer las necesidades de la humanidad si quiere adquirir la Theo-Sophia o Sabiduría divina y Conocimiento.
H.P. Blavatsky . Ocultismo Practico .