Alma humana, cuando se pronuncien estos juicios terribles y se lleven a cabo en ti,
tendrás un nuevo cielo y una nueva tierra, pues el primer cielo y la primera tierra habrán desaparecido y ya no habrá mar. Entonces verás «la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que, viniendo de Dios, descenderá del cielo sobre ti, dispuesta como una esposa que se prepara para el esposo, y oirás una potente voz que dirá: Ése es el tabernáculo de Dios con los hombres y él permanecerá contigo y tú serás su pueblo, y Dios, al quedarse en medio de ti, será tu Dios. Dios secará todas las lágrimas de tus ojos y ya no habrá muerte». Alma humana, si quieres conocer las proporciones de esta ciudad santa, de esta Jerusalén que descenderá a ti, dispuesta como una esposa que se prepara para su esposo, transpórtate a la montaña grande y alta que hay en ti. Verás que esta ciudad santa está iluminada por la claridad de Dios, que la luz que la ilumina es parecida a una piedra preciosa, a una piedra de jaspe transparente como el cristal.
Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .