Dile, candidato, que aquel que hace del orgullo y del amor propio unos esclavos de
la devoción; que aquel que, aferrándose a la existencia, ofrece, no obstante, su conformidad y sumisión a la ley, como una fragante flor depositada a los pies de Shakya- Thubpa, llega a ser un Srôtâpatti en la presente encarnación. Los Siddhis de perfección pueden columbrarse a lo lejos muy lejos; pero se ha dado el primer paso, él ha entrado ya en la corriente, y puede adquirir la vista del águila de las montañas y el oído de la tímida corza.
H.P. Blavatsky . La voz del silencio .