La lección siguiente traslada la recompensa del sacrificio a una región más allá del mundo

físico. Primeramente el sacrificio de los bienes materiales debe asegurar el bienestar material; luego el sacrificio de esos mismos bienes materiales ha de proporcionar dicha en el cielo más allá de la muerte. La recompensa ofrecida al sacrifico es naturaleza más elevada, y el hombre aprende que un bien relativamente permanente puede adquirirse por el sacrificio de un bien relativamente transitorio: lección importante que conduce al discernimiento. La sujeción de la forma a los objetos físicos se trueca en apego a las dichas celestes. En todas las religiones exotéricas vemos empleados por los sabios este procedimiento de educación. Demasiados sabios para esperar de las almas jóvenes el heroísmo sin recompensa, se contentan con sublime paciencia a animar dulcemente en la espinosa vía de la naturaleza inferior a los niños indisciplinados confiados a su custodia.

Annie Besant . La sabiduría antigua .

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