El actor Charles Coburn contó que su padre le advirtió de los males de cierto
tipo de teatros. Su padre era un hombre muy, muy religioso. «¿Qué tipo de teatros, padre?», le preguntó. «Los teatros de vodevil, hijo. No entres jamás en uno.» Inmediatamente, Coburn preguntó: «¿Porqué no?» Y su padre respondió: «Porque en un teatro de vodevil verás cosas que no deberías ver.» Eso, por supuesto, despertó su curiosidad. No pasaron muchos días antes de que entrase en su primer teatro de vodevil. Coburn comentó: «Descubrí que mi padre tenía razón. Sí que vi algo que no debería haber visto: vi allí a mi padre.» El hombre ha vivido con hipocresía. Quiero que seas un ser humano auténtico: fiel a la naturaleza, fiel a tu ser, respetuoso. Ten dignidad: has sido elegido por Dios. Es un gran don, esta vida misma. Haz que sea una fiesta, celébrala. Ámala profundamente, y el amor profundo liberará tu inteligencia. Ama profundamente, porque solo el amor profundo te dará las primeras vislumbres de la meditación y liberará tu oración. Deshecha todos los tabúes. Tendrás que correr muchos riesgos; de eso es de lo que se trata sannyas: el arte de arriesgarse, porque estarás adentrándote en lo desconocido, estarás adentrándote en lo poco familiar, lo desacostumbrado, lo inexplorado. La sociedad te da un mapa, un estilo de vida bien definido para que vivas así. Yo te doy solo libertad. La sociedad te da carácter, yo te doy solo consciencia. La sociedad te enseña a vivir una vida conformista. Por supuesto, si vives una vida conformista, convencional, estarás más seguro, pero también más muerto. Yo te doy una invitación para iniciar una aventura. ¡Vive en la inseguridad! ¡Vive en la revolución! Arriésgate, porque en la vida nunca se consigue nada sin riesgo. Cuanto más arriesgas, más cerca estás de Dios. Cuando lo arriesgas todo, todo es tuyo. Y no seas un hipócrita, y no hagas concesiones. La situación me recuerda un incidente que sucedió hacia el cambio de siglo en una iglesia baptista. Una joven soprano en la galería del coro se entusiasmó tanto con su solo que perdió el control y se cayó. Para frenar la caída, la cantante trató de agarrarse a la gran lámpara... y quedó allí colgando cabeza abajo. El ardiente clérigo baptista estuvo a la altura de las circunstancias. Dijo: «Comentando mi sermón sobre "El Infierno y la Condenación", os digo que quien mire con lujuria en su corazón se quedará ciego.» Un anciano excéntrico que había en el primer banco dijo: «Reverendo, con semejante gran oportunidad, ¿está bien arriesgarse a perder un ojo?».
Osho . El Secreto de los Secretos: Charlas sobre el secreto de la Flor Dorada .