Entonces es cuando los habitantes de esta ciudad sagrada, que esperaba a este profeta Divino,
extienden sus vestiduras y echan ramas de árboles bajo sus pies, «entonces es cuando todos los discípulos en multitud empiezan a alabar a Dios en voz alta, diciendo: ¡bendito sea el rey que viene en nombre del Señor. Paz, en el cielo, y gloria, en las alturas!» Por más que los fariseos murmuren y pidan al maestro que haga callar a sus discípulos, él les dice que si éstos se callan, hablarán hasta las piedras.
Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .