La evolución de las facultades morales está estimulada por las afecciones, aun animales y egoístas,

de la infancia del Pensador. Las leyes de la moral están establecidas por la razón iluminada, que discierne las en cuya conformidad la Naturaleza se mueve, e induce al hombre a proceder en armonía con la voluntad divina. Pero cuando no interviene fuerza alguna exterior, el impulso a al obediencia de estas leyes radica en el amor en esa deidad oculta en el hombre, que procura difundirse y entregarse a los demás. La moralidad comienza para el Pensador niño, cuando por primera vez se siente movido por el amor hacia la esposa, el hijo o el amigo, cuando se siente inclinado a hacer algo en provecho del ser querido, sin idea alguna de provecho personal. Esta es su primera victoria sobre la Naturaleza inferior, en cuya completa sumisión consiste la perfección moral. De aquí la importancia de no destruir las afecciones ni empeñarse jamas en debilitarlas, según practican muchas bajas especies de ocultismo. Por groseros en impuros que sean los efectos, ofrecen siempre posibilidades de evolución moral, la cual se impiden a sí mismos los fríos de corazón y los que se aíslan dentro de sí propios. Es más fácil tarea purificar el amor que crearlo. Por esto dijeron los grandes Maestro, que más cerca están del reino de los cielos los pecadores que los fariseos y los escribas.

Annie Besant . La sabiduría antigua .

Índice