Está el hecho de cimentar las bases de una conducta en la cual la acción

es amor. Y está el hecho de descartar toda tradición de modo que la mente esté completamente libre, y el cerebro totalmente silencioso. Si hemos penetrado en esto, veremos que el cerebro puede estar quieto, no mediante alguna treta, ni mediante drogas, sino manteniendo durante todo el día ese estado de atención alerta, a la vez activo y pasivo. Y si al final del día hacemos un inventario de lo que ha ocurrido y, por lo tanto hemos establecido orden, entonces durante el sueño el cerebro está tranquilo, aprendiendo con un movimiento diferente.

Jiddu Krishnamurti . El vuelo del águila .

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