Contempla cómo, a semejanza de la luna que se refleja en las aguas tranquilas, Alaya
es reflejada por lo pequeño y lo grande, se reverbera en los átomos más diminutos,. y sin embargo, no logra alcanzar el corazón de todos. ¡Ah, qué tan pocos hombres se aprovechen el don, del inapreciable beneficio de aprender la verdad, de lograr la verdadera percepción de las cosas existentes, el conocimiento de lo no existente! Dice el discípulo: Oh Maestro, ¿qué debo yo hacer para alcanzar la Sabiduría? Oh tú, sabio, ¿qué haré para obtener la perfección? Dice el Maestro: Ve en busca de los Senderos. Pero, oh lanú, sé limpio de corazón antes de emprender el viaje. Antes de dar el primer paso, aprende a discernir lo verdadero de lo falso, lo siempre fugaz de lo sempiterno. Aprende sobre todo a distinguir la Sabiduría de la Cabeza, de la Sabiduría del Alma; la doctrina del «Ojo», de la del «Corazón».
H.P. Blavatsky . La voz del silencio .