El pobre y el ignorante no estudian metafísica sutil y profunda, pero comprenden a fondo
sus sencillísimos principios: que cada hombre renace sobre la tierra repetidas veces, y que cada vida siguiente se modela sobre las que le han precedido. Para ellos el renacimiento es tan cierto e inevitable como el amanecer y el ocaso del Sol; forma parte del orden natural de las cosas contra el que es inútil sublevarse. Cuando la Teosofía coloque estas viejas verdades en el lugar en que el pensamiento occidental les pertenece, harán poco a poco su camino en el cristianismo, se infiltrarán gradualmente en todas las clases sociales y extenderán por todas partes la comprensión de la vida y la aceptación de los resultados del pasado.
Annie Besant . La sabiduría antigua .