Veis que estábamos tratando de comprender el deseo y haciendo de esa manera que el
conflicto se extinga, se consuma. Hemos tocado muchas cosas esta tarde. El ansia de poder es muy fuerte en todos nosotros, está muy incrustado, e incluye el dominio sobre el sirviente, el marido, la esposa, ya sabéis todo eso. Acaso algunos de vosotros, en el curso de la discusión de esta tarde, hayáis penetrado en esto, hayáis visto que donde la mente está buscando realización, hay frustración y por consiguiente desdicha y conflicto. El mismo hecho de verlo equivale a abandonarlo. Quizá algunos de vosotros no hayáis seguido meramente las palabras, sino que hayáis comprendido las implicaciones del sentimiento de querer realizar, de ser algo: lo innoble que es. El político busca realización, como el sacerdote y todos los demás, y uno ve la vulgaridad de todo esto, si puedo usar esa palabra. ¿Puede uno realmente dejarlo? Si lo veis como veríais una cosa venenosa, entonces es como sacaros una tremenda carga de las espaldas. Os habéis librado de ella; de un golpe, se ha ido. Entonces llegaréis a ese punto que es en verdad extraordinariamente significativo. No sólo esto todo esto tiene su propia importancia- sino algo más, que es una mente que ha comprendido el deseo, el sentimiento y el pensamiento, y va por consiguiente más allá y por encima de ellos. ¿Comprendéis la naturaleza de una mente así, no su descripción verbal? La mente, entonces, es altamente sensible, capaz de intensas reacciones sin conflicto, sensible a toda forma de demanda; una mente así está más allá de todo pensamiento y sentimiento, y su actividad ya no está dentro del campo de lo que llamamos deseo.
Jiddu Krishnamurti . El Estado Creativo de la Mente .