Se acerca el momento en que la salvación de las naciones va a hacer su
entrada en Jerusalén. Ya está en Jericó, donde el publicano Zaqueo, queriendo dar una solución a su pequeñez, se sube a un sicomoro para poder contemplar a aquél de quien lo espera todo. El espíritu del hombre nuevo ha penetrado ya en todos los publicanos que están en él y no se limitan a tener una fe inactiva y muerta, sino que bajan rápidamente del árbol y reciben con alegría a ese hombre nuevo que les pide que le den alojamiento en su casa. Su fe hace que broten en ellos otras virtudes y dicen al hombre nuevo: vamos a dar la mitad de nuestros bienes a los pobres y, si hemos perjudicado en algo a alguien, lo indemnizaremos dándole cuatro veces más. Esto es lo que hace que merezcan del hombre nuevo estas dulces palabras: esta casa ha recibido hoy la salvación, porque éste es también hijo de Abraham, pues el hijo del hombre ha venido para buscar y salvar al que estaba perdido. Después, charlando con ellos, el hombre nuevo les cuenta la parábola de los diez talentos y les enseña su verdadero sentido.
Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .