Estoy seguro de que todos hemos experimentado, una que otra vez, una gran sensación de

tranquilidad y belleza que llega a nosotros desde los campos verdes, desde el sol poniente, desde las serenas aguas o los picos coronados de nieve. Pero, ¿qué es la belleza? ¿Es meramente lo que apreciamos, o la belleza es algo aparte de la percepción? Si uno tiene buen gusto en el vestir, si usa colores que armonizan, si tiene modales dignos, si habla serenamente y se mantiene erguido, todo eso contribuye a la belleza, ¿no es así? Pero ésa es meramente la expresión externa de un estado interior, como un poema que escribimos o un cuadro que pintamos. Uno puede mirar el campo verde que se refleja en el río, y no experimentar sensación alguna de belleza, pasar simplemente de largo. Si, como ocurre con el pescador, vemos todos los días como las golondrinas vuelan sobre la superficie del agua, eso probablemente significará muy poco para nosotros; pero si estamos atentos a la extraordinaria belleza de algo como eso, ¿qué es lo que pasa dentro de nosotros y nos hace decir: “¡Qué bello es!”? ¿Qué es lo que hace surgir este sentido interno de la belleza? Está la belleza de la forma externa: ropas de buen gusto, hermosas pinturas, muebles atractivos, o ausencia total de muebles, paredes bien proporcionadas, ventanas perfectas en su diseño, etc. No estoy hablando solamente de eso, sino de aquello que hace surgir esta belleza interior.

Jiddu Krishnamurti . El Proposito de la Educacion .

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