Este renacimiento de nuestra palabra interna no se limita a un simple efecto parcial y

concentrado en un solo punto de nuestro ser interior, sino que se propaga en todas las regiones que nos constituyen y hace que resucite en ellas la vida en todos sus pasos. Parece que da los nombres propios y activos a todas las sustancias espirituales, celestes, elementales que se juntan en nosotros y les devuelve su vivacidad de movimiento y el poderoso ejercicio de sus funciones originales, lo mismo que en otro tiempo Adán ponía nombres a todos los animales e introducía su fuerza viva en toda la creación y en todas las obras y producciones de Dios que habían sido encomendadas a su administración libre. Además, estos dos testimonios, o sea, el de nuestra experiencia y el de la tradición, nos enseñan que ésa es la marcha progresiva de la Divinidad eterna en sus santas obras, restauraciones y rectificaciones, en las que, sin duda, la vida de su palabra Divina se extiende sucesivamente en todos los seres y en todas las producciones que quiere regenerar y que no se oponen a su acción. Y si, por nuestra propia experiencia y por la tradición de las actuaciones de Adán, sabemos que ésa es la marcha restauradora de la palabra Divina, se convierte en una nueva prueba para nosotros que haya sido esa la marcha creadora de esta misma palabra, ya que las cosas no se regeneran nada más que por el mismo medio que las ha creado. Por eso tiene razón San Pedro, cuando nos dice (Hechos, 4:12) que no hay ningún otro nombre, bajo el cielo, dado a los hombres, por el cual podamos salvarnos; ya que, antes de San Pedro, San Juan nos había dicho que al principio era el verbo y que él era Dios y que sin él no se ha hecho nada de lo que se ha hecho. Por tanto, no podemos encontrar un Dios salvador, un Dios santificador ni un Dios fortificador si no es en el Dios creador, lo mismo que no podemos encontrar un Dios creador sino es en el que es por sí mismo, cuya vida es la eternidad y cuya eternidad es la vida, aunque estas fuerzas distintas hayan actuado en diversas épocas y se hayan manifestado con propiedades diferentes.

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

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