Hay un antiguo tratado místico cristiano, La nube del no-saber. Ningún otro libro tiene un
título tan hermoso: «La nube del no-saber.» Ésa es la definición de Dios: «nube» y «del no-saber». No puedes convertir en conocimientos la experiencia de Dios. De hecho, cuanto más tengas la experiencia de Dios, menos y menos sabrás. El día en que Dios te haya sucedido totalmente, no te encontrarás ahí: el que sabe se ha ido, ha desaparecido; la gota de rocío ha entrado en el océano, o... el océano ha entrado en la gota de rocío. No voy cargado de mi ayer. Ya ha sido cambiado por hoy. Vivo en el presente porque no hay otra manera de vivir. Todas las demás maneras son maneras de morir. Así que, por favor, no me preguntes acerca de la consistencia. Tienes que aprender, tienes que comprender mi inconsistencia. Tienes que comprender mis contradicciones. Lo básico es que mis declaraciones no dicen nada sobre la verdad. Mis declaraciones son solo provocaciones. ¡Te estoy incitando a descubrir, no te estoy proclamando la verdad! La verdad no es una cosa que se te tenga que dar, no es una mercancía. Es intransferible. Simplemente estoy creando un deseo y un anhelo, un intenso anhelo en ti de buscar e indagar y explorar. Si soy muy consistente, dejarás de buscar. Pensarás: «¿Qué necesidad hay? Osho sabe; puedo creer en él.» Eso es lo que ha estado haciendo el cristianismo, lo que ha estado haciendo el budismo, lo que ha estado haciendo el jainismo. «Buda sabe, de modo que, ¿qué necesidad hay? Podemos creer. Él no engaña, no puede mentir. Ha dicho la verdad; podemos creer en ella.» No necesitas preocuparte por tu propia exploración. Y ésta es una de las cosas más fundamentales acerca de la verdad: que a menos que sea tuya, no existe. Mi verdad no puede ser tu verdad. No hay manera. Mi verdad no te puede ser transferida.
Osho . El Secreto de los Secretos: Charlas sobre el secreto de la Flor Dorada .