Sentado en la playa, uno observa el mar, las olas que vienen y van. La
séptima ola parece ser la más grande, cuando truena al precipitarse hacia tierra. Hay muy poca marea en el Pacífico al menos no existen aquí esas mareas que salen mar afuera por muchas millas y luego vuelven a introducirse rápidamente. Aquí hay siempre un leve flujo y reflujo, un ir y venir que se repite por siglos y siglos. Si uno puede contemplar ese mar, el centelleo de luz deslumbrante y las claras aguas contemplarlo con todos los sentidos despiertos a su máxima excelencia- en esa observación no hay un centro, no existe un ‘uno’ que esté observando. Es bello observar el mar, y la arena limpia lavada día tras día. Ninguna huella puede quedar ahí, ni siquiera los pequeños pájaros del mar dejan su huella; el mar las borra por completo.
Jiddu Krishnamurti . El Último Diario .