Durante unas pocas horas al día, cierra los ojos; ponte tan alerta como lo hizo
el emperador Wu; recuérdame ante ti con una espada en la mano, dispuesto a cortarte en cualquier momento si te duermes... y entra en ti. Y un día, el salto cuántico. Solo lo sabrás cuando haya sucedido. Tú no lo haces, no es nada que hagas; es algo que sucede. No puedes hacerlo porque tú eres el obstáculo: ¿cómo vas a poder hacerlo? No hay ninguna parte a la que saltar, nadie que salte, ningún método para saltar. Cuando estas tres cosas se han realizado, ha sucedido.
Osho . El Secreto de los Secretos: Charlas sobre el secreto de la Flor Dorada .