El hombre nuevo que tenga en cuenta estas palabras instructivas conoce- rá lo útil que

es para nosotros que haya siempre muchas regiones, para que podamos ser probados de nuevo y paguemos el doble en las regiones siguien- tes, si no hemos pagado nada en las regiones anteriores. Sabrá también lo ventajoso que es para nosotros que suframos diferentes servidumbres en es- tas diversas regiones, ya que todas estas servidumbres, cuando nos las envía la mano del Señor, no pueden tener más finalidad que nuestro progreso. Pues, incluso hablando de la naturaleza, ¿cuántos árboles no tienen necesidad de que se trasplanten? Y, efectivamente, si no tuviésemos necesidad de pasar por estas diversas purificaciones, no habría más que una sola región, y, si no tuviésemos necesidad de estas diversas contemplaciones, no habría más que un clima. ¡Qué soberbia economía la de la sabiduría de nuestro Dios! En su organización respecto a nosotros, él deja que reinen fuera los colores riguro- sos de la justicia, para imponer por todas partes el terror y el miedo a su poder; pero dirige en secreto todos los caminos de esta administración hacia nuestra verdadera utilidad y hacia nuestro verdadero progreso, para que, si hemos tenido que empezar temiéndolo, no podamos resistirnos a terminar amándolo.

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

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