La mayoría de nosotros consume su vida en el esfuerzo, en la lucha; y el

esfuerzo, la lucha, la competencia, son una disipación de esa energía. El hombre, a lo largo del periodo histórico de su existencia, ha dicho que para encontrar a Dios o la realidad cualquiera sea el nombre que puedan darle-, uno debe ser célibe; o sea, debe tornar un voto de castidad y reprimir, controlar, batallar consigo mismo interminablemente durante toda su vida, a fin de mantener su voto. ¡Vean qué desperdicio de energía! También es un desperdicio de energía la autocomplacencia. Pero tiene mucha mayor importancia cuando nos reprimimos. El esfuerzo que se ha ido en la represión, en el control, en este rechazo de nuestro deseo, deforma la mente; a causa de esa deformación, tenemos cierto sentido de austeridad, el cual se convierte en dureza. Por favor, escuchen. Obsérvenlo en sí mismos y observen a las personas que les rodean. Observen este derroche de energía, la batalla que tiene lugar. No las implicaciones del sexo, no el acto en sí, sino los ideales, las imágenes, el placer; el constante pensar acerca de todo eso es un derroche de energía. Y la mayoría de las personas malgasta su energía, ya sea a través de la negación del sexo, o a causa de su voto de castidad, o por pensar interminablemente en el sexo.

Jiddu Krishnamurti . El Libro de la Vida .

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