La manera en que esta luz de la mente fue dada a los Hombres sin

Mente, puede ser comprendida por medio del ejemplo de una vela que va encendiendo a su vez muchas otras. Dada una vela encendida y muchas otras apagadas, se entiende que con una luz las otras pueden ser también encendidas. Lo mismo ocurre en el caso de Manas, que es la llama encendida. Los hombres sin mente, teniendo los cuatro principios elementales de Cuerpo Físico, Cuerpo Astral, Vida y Deseo, son las velas apagadas que no pueden encenderse por sí mismas. Los Hijos de la Sabiduría, que son los Hermanos Mayores de cada familia humana en cualquier globo, poseen la luz, heredada de otros progenitores de épocas remotas, mucho más lejanas, en una procesión interminable, sin principio ni fin. Ellos pegan fuego al conjunto de los principios inferiores y a la Mónada, encendiendo así a Manas en los nuevos hombres, preparando otra gran raza para la iniciación final. El encendido del fuego de Manas está simbolizado en todas las grandes religiones y en la Francmasonería. En Oriente, un sacerdote aparece sosteniendo una vela encendida en el altar y millares de feligreses encienden sus velas de la del sacerdote. Los Parsis también tienen su fuego sagrado, el cual es encendido por alguna otra llama sagrada.

William Judge . El Oceano de la Teosofia .

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