Ésta es, verdaderamente, una cuestión muy importante y urgente: averiguar si el hombre, cada uno
de nosotros puede producir este cambio en sí mismo. No decir: «Si yo cambio, ¿tendrá eso algún valor? ¿No será sólo una gota en un lago muy vasto, sin efecto alguno en absoluto? ¿Qué sentido tiene que yo cambie?» Ésta es una pregunta equivocada, porque uno es el resto de la humanidad. Uno es el mundo, no está separado del mundo. Uno no es un americano, un ruso, un hindú o un musulmán. Existimos aparte de estas etiquetas, de estas palabras; cada uno de nosotros es el resto de la humanidad porque su conciencia, sus reacciones, son similares a las de los otros. Podemos hablar un idioma diferente, tener costumbres diferentes, eso es la cultura superficial aparentemente, todas las culturas son superficiales- pero nuestra conciencia, nuestras reacciones, nuestra fe, nuestras creencias e ideologías, nuestros miedos y ansiedades, la soledad, el dolor y el placer que experimentamos, son similares a los del resto de la humanidad. Si uno cambia, ello afectará a toda la humanidad.
Jiddu Krishnamurti . El Último Diario .