La razón por la que podemos confiar sin inquietudes en las luces y la sabiduría

del consejo es que este consejo se celebra o se debe celebrar en nuestro interior; que este consejo se apoya y debe apoyarse en nuestro interior y que, por consiguiente, al ser nuestro interior por su propia naturaleza vecino de este consejo, no puede dejar de descubrir sus luces y de recibir continuamente sus decretos y deliberaciones, lo mismo que un río que fluye por su cauce, siguiendo su naturaleza.

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

Índice