¿Harás tú como aquellos habitantes de Babilonia que, irritados por las predicaciones de los dos

testigos del Señor, los mataron e intercambiaron pre- sentes para felicitarse de haberse librado de aquellos hombres inoportunos? ¿No sabes que esos tres testigos resucitan al cabo de tres días y medio y que se toman las más terribles venganzas contra quienes los hayan despreciado y maltratado? No trates así a los testigos que te profetizan todo el día, pues, por más que los apartes de ti con desprecios, sólo lo conseguirás por un momento y no tardarán en volver con toda su fuerza a castigarte con todo el rigor de la justicia, cuya administración le ha confiado su maestro, que es el tuyo. Escu- cha con atención a estos testigos sagrados y actúa de tal manera que no oigas jamás otra voz que la de ellos, porque su voz es la del propio consejo celeste y Divino que quiere descender desde la morada de su gloria para venir a delibe- rar en ti y convertirte, si tú lo quieres, en una realización viva y continua de sus deliberaciones inefables.

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

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