En lo que acaba de decirse, y también en todo lo que podría decirse además

al respecto de la idea de creación, falta, en cuanto a la manera en que la manifestación se considera, algo que es empero enteramente esencial: la noción misma de la posibilidad no aparece ahí; pero, que se destaque bien, esto no constituye de ningún modo riesgo, y una tal visión, aún siendo incompleta, no es por ello menos legítima, ya que la verdad es que esta noción de la posibilidad no tiene que intervenir más que cuando se trata de colocarse bajo el punto de vista metafísico, y, ya lo hemos dicho, no es bajo este punto de vista como la manifestación se considera en tanto que creación. Metafísicamente, la manifestación presupone necesariamente ciertas posibilidades capaces de manifestarse; pero, si la misma procede también de la posibilidad, no puede decirse que venga de «nada», ya que es evidente que la posibilidad no es en punto ninguno una «nada»; y, se objetará quizás, ¿no es eso contrario a la idea de creación precisamente? La respuesta es bien fácil: todas las posibilidades están comprendidas en la Posibilidad total, que no forma sino uno con el Principio mismo; es pues en éste, en definitiva donde las mismas están realmente contenidas en el estado permanente y desde toda eternidad; y por lo demás, si la cosa fuera de otro modo, es entonces cuando serían verdaderamente «nada», y ni siquiera podría ser más cuestión de Posibilidades. Si la manifestación procede pues de estas posibilidades o de algunas de entre ellas (y recordaremos aquí, que, además de las posibilidades de manifestación, hay que considerar igualmente las posibilidades de no manifestación, al menos en el Principio supremo, aunque no ya cuando uno se limita al Ser), la misma no viene de nada que sea exterior al Principio; y está ahí, justamente, el sentido que hemos reconocido a la idea de creación correctamente entendida, de suerte que, en el fondo, los dos puntos de vista no son solamente conciliables, sino que inclusive están en perfecto acuerdo entre ellos. Solamente, la diferencia consiste en que el punto de vista al cual se refiere la idea de creación no considera nada más allá de la manifestación, o al menos no considera más que el Principio sin profundizar más, porque no es todavía más que un punto de vista relativo, mientras que al contrario, bajo el punto de vista metafísico, es lo que está en el Principio, es decir, la posibilidad, la que es en realidad lo esencial y lo que importa más que la manifestación en sí misma.

Ariza Francisco . Apercepciones sobre el esoterismo islámico y el Taoísmo .

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