La materia del plano es susceptible de combinarse al impulso de vibraciones mentales, y puede

formar cuantas combinaciones sea capaz de imaginar el pensamiento. De la misma manera que el hierro puede convertirse en arado para el labrador o en espada para el guerrero, la materia mental puede modelarse en formas que aprovechen o perjudiquen. La vida del Pensador, en vibración continua, modela la materia que le rodea, y su obra se educa a la voluntad que la engendra. En esta región el pensamiento y la acción, el propósito y el hecho son la misma cosa. El espíritu—materia es el esclavo dócil de la vida y se adapta espontáneamente a cada impulso creador.

Annie Besant . La sabiduría antigua .

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