Si uno está libre de esta perpetua búsqueda, libre de la exigencia y del deseo
de experimentar algo extraordinario, entonces puede proceder a investigar qué es la meditación. Esa palabra al igual que las palabras “amor, muerte, belleza, felicidad”- está muy recargada. ¡Hay tantas escuelas que le enseñan a uno cómo meditar! Pero para comprender lo que es la meditación, uno ha de establecer primero las bases del recto comportamiento. Sin esas bases la meditación es realmente una forma de autohipnosis. Si no estamos libres de ira, celos, envidia, codicia, adquisividad, odio, competencia, deseo de éxito de todas las formas consideradas respetables y morales en nuestro actual sistema de vida- sin establecer la base correcta, sin vivir una vida cotidiana verdaderamente libre de distorsión, de miedo personal, de ansiedad, codicia, etcétera, la meditación tiene muy poco sentido. Establecer esa base es de suma importancia. De manera que uno pregunta: ¿qué es la virtud? ¿Qué es la moralidad? Por favor, no digan que ésta es una pregunta burguesa, que ella no tiene sentido en una sociedad tolerante que lo permite todo. No estamos interesados en esa clase de sociedad; nos interesa una vida completamente libre de temor, una vida que sea capaz de un amor profundo y duradero. Sin eso la meditación se vuelve un extravío, es como tomar una droga como tantos lo han hecho- para disfrutar de una experiencia extraordinaria a pesar de vivir una vida falsa e insignificante. Los que usan drogas tienen algunas experiencias extrañas, quizá vean un poco más de color, puede que se tornen algo más sensitivos y que gracias a la sensibilidad provocada por las sustancias químicas tal vez vean las cosas sin espacio entre el “observador” y lo observado. Pero cuando el efecto químico se ha ido, están donde estaban antes, con el miedo, el tedio, otra vez en la vieja rutina; por lo tanto tienen que tomar la droga de nuevo.
Jiddu Krishnamurti . El vuelo del águila .