¿Cómo percibimos la totalidad de algo? La totalidad del miedo, no los fragmentos del miedo

divididos en diferentes formas, no el miedo consciente y el inconsciente, sino la totalidad del miedo. ¿Cómo percibo mi totalidad, ese “mi” construido por el pensamiento, aislado por el pensamiento, fragmentado por el pensamiento, que en sí mismo está fragmentado, de tal modo que crea el “mi”, el “yo”, y piensa que el “yo” es independiente del pensamiento? El “yo” piensa que es independiente del pensamiento, pero el pensamiento ha creado el “yo”, el “yo” con todas sus ansiedades, sus temores, vanidades, angustias, placeres, esperanzas. Ese “yo” creado por el pensamiento piensa que tiene vida propia, como el micrófono que, creado por el pensamiento, es, no obstante, independiente del pensamiento. La montaña no ha sido creada por el pensamiento y, sin embargo, es independiente. El “yo” creado por el pensamiento dice: “¡Yo soy independiente del pensamiento!”. ¿Está claro ahora? Entonces, ¿cómo ve uno la totalidad del miedo? Para ver algo totalmente o escuchar algo completamente, tiene que haber libertad, tenemos que estar libres de prejuicios, libres de nuestras conclusiones, de nuestro deseo de liberarnos del temor; libres de la racionalización del miedo, libres del deseo de controlarlo. ¿Puede la mente liberarse de todo eso? De lo contrario, no puede ver lo total. ¿Puede uno mirar todos los temores que tiene (escuchen, por favor), puede mirarlos sin ningún movimiento del pensar, que es tiempo, que es la causa del miedo? ¿Comprenden? Tengo miedo de no llegar a ser “alguien”, porque he sido educado, condicionado por la sociedad que dice que debo ser “alguien”, como artista, ingeniero, médico, político, lo que fuere, pero tengo que ser “alguien”. Y ahí germina una de las semillas del miedo. Luego está el miedo del pensamiento a la inseguridad, y el pensamiento jamás puede estar seguro, porque en sí mismo es un fragmento. Jamás puede ver lo total porque, siendo un fragmento, sólo puede observar fragmentariamente. Uno puede describir las múltiples formas del miedo, cada una de ellas insoluble porque están fragmentadas por el pensamiento. De modo que nos preguntamos: ¿Cuál es la raíz del miedo? ¿Puedo ver no sólo todo el árbol del miedo sino también la raíz del miedo? ¿Cuál piensan ustedes que es la raíz del miedo, tanto del consciente como del inconsciente? Si se los reta, ¿cómo responden? Estamos retándolos. ¿Cómo responden ustedes? ¿Alcanzan a ver, a percibir cuál es la causa total de esta cosa llamada miedo o esperan que alguien se los diga para que después lo acepten? Y entonces dicen: “Sí, lo veo”, lo cual implica que de hecho no lo ven. Lo que ven es la descripción. ¿Es el tiempo la raíz del miedo, siendo la raíz del tiempo el movimiento del pensar? El origen del miedo, ¿es la incertidumbre y, por lo tanto, la inestabilidad, la inseguridad psicológica que afectará la acción física y, en consecuencia, afectará a la sociedad? Si psicológicamente hay completa seguridad, no hay miedo. No sé si ven esto. ¿Dónde, pues, encontrará la mente una completa seguridad, absoluta, no relativa? El pensamiento quiere estar seguro. El cerebro exige seguridad completa, porque sólo así puede funcionar racionalmente. Por eso ha buscado seguridad en el conocimiento, en la ciencia, en la relación, en la Iglesia, en las conclusiones, y no la ha encontrado en ninguna de esas cosas. ¿Dónde encontrarla, entonces? ¿Está fuera de allí? ¿En alguna otra parte? Estamos aprendiendo juntos lo inútil que es la seguridad proyectada por el pensamiento, cualquier clase de seguridad. Yo quiero aprender dónde encontrar la seguridad absoluta; si uno tiene esa seguridad, se terminó todo el problema del miedo, del miedo total, tanto el fisiológico como el psicológico.

Jiddu Krishnamurti . Encuentro Con la Vida .

Índice