Pero abordemos ya el núcleo de su pensamiento teológico [SEQUEIROS, 2001c]. El Geocosmos kircheriano, tal
como se ha apuntado, tiene unas evidentes connotaciones teológicas. Repite aquí Kircher las tesis más esenciales de la teodicea de su tiempo referidas a la existencia y a la presencia activa creadora y conservadora de Dios inferida de la contemplación de las criaturas. Pero da un paso más referente a la antropología teológica y la salvación: "Es, pues, cierto que toda la máquina del mundo fue creada por Dios para un fin preciso. Pero, )cuál? Porque está claro que no la creó para sí ni para sus ángeles, ni por necesidad de Dios creador, puesto que el mundo corpóreo ni a Él ni a ellos les era necesario y no podemos por tanto pensar que por eso lo hizo. Luego lo hizo por otra cosa, lo hizo por causa de la criatura, para el hombre que, participando en razón de su esencia de una naturaleza corpórea e intelectual, por parte de la materia fue dotado de sentidos corpóreos con el fin de que recorriese el teatro del mundo corpóreo y por parte de la forma pudiese superar con su inteligencia todas las limitaciones de la naturaleza corpórea y así conociese y alabase al divino Artífice y, amándole, lo poseyese por toda la eternidad". (A.KIRCHER, Mundus Subterraneus, 1665, Libro II, capitulo I). [SIERRA, 1981:57]. Este texto se completa con los siguientes: "Y puesto que el hombre, por la astucia del demonio, se había apartado de Dios por el pecado de nuestros primeros padres, por la inescrutable altura de los planes divinos, el Unigénito hijo de Dios, Verbo del Padre, para reponer al hombre en el estado de su prístina dignidad, revestido de la carne humana y habiendo contraído esponsales con la humana naturaleza, se dignó comparecer en este mundo terreno y operar allí la salvación humana. Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros". (A.KIRCHER, Mundus Subterraneus, 1665, Libro II, capitulo I).[SIERRA, 1981:57]. "Por consiguiente, el mundo, con todos los sistemas de los globos, fue hecho en primer lugar para Dios; y en segundo lugar, para el hombre y el hombre a su vez para Cristo, que es el Hombre-Dios y el Verbo hecho carne y el último fin y término de la creación. )Para qué? Para volver a conducir al hombre, que había formado a imagen y semejanza suya y que se había perdido por la corrupción del primer pecado, al fin último que le corresponde, que es la visión beatífica y el sempiterno disfrute del sumo bien". (A. KIRCHER, Mundus Subterraneus, 1665, Libro II, capitulo I). [SIERRA, 1981:57-58]. Fiel al espíritu de Trento, Kircher reelabora su pensamiento científico y filosófico para adaptarlo a las indicaciones de la ortodoxia marcada por el Concilio. Tal vez no le fue permitido o tal vez no tuvo la audacia necesaria para ir más allá del pensamiento tradicional en teología. Nunca lo sabremos.
Athanasius Kircher . El Geocosmos .