Pero hay personas que tienen una actitud filosófica. Y si eres una de ellas, por

favor, déjalo; de lo contrario, tú y tu energía os perderéis en un desierto. Te voy a informar de las cuatro fases de la filosofía con cuatro historias. La primera fase de la filosofía, la primera historia... Una de mis historias favoritas es la de un chico y una chica de Nueva Inglaterra, donde los paseos en trineo son populares durante los fríos inviernos. Mientras paseaban en trineo una tarde de domingo, arropados en sus mantas, la chica se arrimó al chico y le dijo: «Johnny, tengo frío.» Johnny le echo un vistazo y dijo: «Yo también tengo frío, Jane. ¿Por qué no te acurrucas en las mantas?» De manera que Jane se metió más en las mantas; pero muy pronto se acercó aún más a Johnny y dijo: «Todavía tengo las manos frías.» Él no le prestó mucha atención y pronto ella le dio un codazo y dijo: «Johnny, ¿no me has oído? Tengo las manos frías... y, además, nadie me quiere.» Esta vez él la miró por encima y dijo: «Jane, recuerda que Dios te quiere, y siempre puedes sentarte sobre tus manos para mantenerlas calientes.» Ésta es la primera fase de la filosofía. La segunda fase, la segunda historia: Un grupo de estudio de filósofos había estado reuniéndose durante años para estudiar el Talmud. Un miembro del grupo tenía el pernicioso hábito de tomar tragos de brandy durante las reuniones. Una noche bebió un poco más de lo habitual y se achispó mucho. Sus compañeros decidieron enseñarle una lección. Mientras estaba atontado por la bebida, le llevaron a un cementerio y le acostaron boca abajo entre las tumbas. Después de un rato, el filósofo se despertó. Miró a su alrededor, asustado y sobrecogido. Entonces empezó a razonar: «¿Estoy vivo? ¿O estoy muerto? Si estoy vivo, ¿qué puedo estar haciendo aquí en el cementerio sobre las tumbas? Y si estoy muerto, ¿por qué tengo ganas de ir al cuarto de baño inmediatamente?» Ésta es la segunda fase de la filosofía. Y la tercera fase, la tercera historia: El profesor Steinberg había estado comiendo en el mismo restaurante del Lower East Side durante veinte años. Cada día, salía de su oficina a mediodía, iba al restaurante y pedía un plato de sopa de pollo; nunca había ningún cambio. Pero un día el profesor volvió a llamar al camarero después de que le sirviera la sopa. «¿Sí, profesor?», inquirió el camarero. «Camarero, por favor, pruebe la sopa.» «¿Qué quiere decir, que pruebe la sopa? Durante veinte años ha estado comiendo la misma sopa de pollo aquí, todos los días, ¿no? ¿Ha habido alguna vez alguna diferencia?» El profesor ignoró los comentarios del camarero. «Por favor, pruebe la sopa», repitió. «Profesor, ¿qué le pasa? Ya sé cómo sabe la sopa.» «Pruebe la sopa», exigió el profesor. «De acuerdo, de acuerdo, la probaré. ¿Dónde está la cuchara?» «¡Aja!», clamó el profesor. Ésta es la tercera fase de la filosofía. Y la cuarte fase, la cuarta historia: Una mujer acudió a un psicólogo filosófico para que tratara su falsa ilusión de que estaba cubierta de plumas. Después de varias sesiones, el filósofo le dijo: «Tengo la impresión de que hemos llegado a la raíz de este problema con nuestras charlas y análisis, y de que ya está superado. ¿Qué piensa usted, señora Smith?» «Oh», dijo la señora Smith, «creo que hemos tenido algunas sesiones estupendas y tengo la impresión de que ya nos hemos ocupado del problema. Pero», añadió, «lo único que me incomoda ahora es qué voy a hacer con estas plumas». Ella se llevó las manos a los hombros y empezó a agitar los brazos, y el psicólogo, el filósofo, de pronto dio un salto hacia atrás. «Espere un momento, señora Smith. No agite esas plumas ante mí.».

Osho . El Secreto de los Secretos: Charlas sobre el secreto de la Flor Dorada .

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